viernes, 29 de noviembre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
Experiencias migratorias
LA MEMORIA
EXPERIENCIAS
MIGRATORIAS
Escribe Stella Maris Gil
Pasos de inmigrantes por toda la
región y en todos los tiempos. Vienen, se establecen definitivamente, otros se
van.
En la década del 60´Tres Arroyos
tenía en construcción las obras sanitarias, las cloacas, las aguas corrientes.
Había necesidad de mano de obra. Buen momento
para que una oleada de inmigrantes, en especial, chilenos pudieran encontrar
trabajo en esta región.
Este fenómeno hace recordar la
llegada en el siglo XX, en sus primeras décadas, de inmigrantes europeos y
asiáticos que también trabajaron de sol a sol en los requerimientos de aquella
creciente aldea. El contexto era diferente pero el dolor del desarraigo debe
haber sido el mismo . Acá se afincaron y
tuvieron sus hijos. Al igual también que los nuevos migrantes en especial
latinoamericanos . José S. llegado a Tres Arroyos en 1959 como parte del grupo
familiar dice que “deben quedar 180/200 compatriotas. A principios del milenio
hicimos un censo de chilenos ordenado por el gobierno de Chile con todos los
reglamentos y hubo que mandar todo el material a Bahìa. Han fallecido muchos”.
La extranjería es un fenómeno
mundial y constante que también nos atañe. En el Listado Provisorio de
Electores del partido de Tres Arroyos hay registrados 397 extranjeros
inscriptos al 27 de junio de 2013 muchos del origen citado.
Fuera del Padrón hay toda una
población que no está incluida por no haber realizado los trámites de
ciudadanía. Muchos de ellos poseen el certificado de “Estadía permanente”, lo
que define estadía definitiva.
Los sudamericanos
La Nación argentina
les dio cobijo. Los motivos principales de su migración fueron los económicos,
sin lugar a dudas. En menor medida
razones familiares. En general provenían de países en crisis, de épocas
de dictadores en su mayoría y de acuerdo a las épocas.
Dejaron atrás las revueltas militares que permitieron a un
Hugo Banzer enseñorearse en el poder. Dice un boliviano: “los militares hacían
lo que querían, con atropellos”. En Chile estuvo un Pinochet desangrando al
pueblo y dice un chileno: “la gente emigraba por necesidad…vino un ajuste
tremendo después de la muerte del presidente Allende”. Los paraguayos
expulsaron también a sus gentes en época del dictador Stroessner.
Los bolivianos y chilenos son los más numerosos.
Josefina llegó a los 23 años desde Bolivia. Tuvo que irse
por serios motivos familiares. Sola, con sus tres pequeño hijos tomò un colectivo en la ruta, llegó a
Santa Cruz de la Sierra. Y de allí rumbeó para San Pablo donde la esperaba su
hermano. Cinco días de cambios de tren, de esperas.
En Brasil el idioma portugués le hizo sentir más el
desarraigo por lo que recurrió a otro de sus hermanos residente en Tres
Arroyos. Y para allá fue, nuevamente, con sus tres criaturas, creyendo que
Buenos Aires era la ciudad capital pero resulto ser una provincia de la cual
había que atravesar todavía 500 km más para llegar a destino. Una ciudad en
crecimiento. Vivió primero en las quintas hasta que se instaló en la parte
urbana y empezó a trabajar como modista en dos negocios que la tomaron como
empleada.
Muchas lágrimas derramó en los primeros tiempos, de extrañeza,
de soledad. Tuvo que internar los niños en “El hogar El amanecer” del Ejército
de Salvación. Los dejaba muy temprano y al atardecer los buscaba. “Se sentía
rara”
Pasó el tiempo y el sacrificio tuvo su devolución. Varios de
su familia se vinieron tras ella, incluso su madre cuando enviudó, pero dada su
avanzada edad sufrió mucho la lejanía.
Jocefina nació en el Departamento de Cochabamba, en la
ciudad de Quillacollo a 14 km de Cochabamba “en el corazón de Sudamérica, en el
centro. Es un valle que tiene un clima de verano todo el año”. Zona de
producción de zanahorias, cebollas todo es verdura fresca para comercializar.
Hace 30 años que vino “en busca de protección”. Se aclimató
pero la matriz patria está latente por ejemplo en ciertas comidas típicas que todavía
elabora con chuño o “esos maíces grandes”, la fuerte picada, o el pollo picante.
La lengua quechua pervive en algunos de los lugares que cita.
Josefina trabaja de modista en su casa y está integrada a la
vida argentina. Muchos de sus compatriotas se radicaron en
estas zonas atraídos por la riqueza de la tierra y se dedican a trabajar en las
quintas; generalmente son los tarijeños,
o sea los llegados de Tarija que ingresan al país por el Norte argentino por
Aguas Blancas. Venían en colectivos contratados como empleados. Otros eran
reclutados en la frontera y de ahí
transportados en camiones para trabajar en las quintas en un extenso
horario corrido. Según cuentan, sus
patrones no eran muy generosos, solo le daban franco los mediodías de los
domingos y luego a cargar camiones o
trabajar la tierra con pocos intervalos. Fueron
cambiando de patrón buscando mejores formas de trabajo hasta que
pudieron alquilar terrenos y en otra etapa comprar una propiedad para tener su
propio emprendimiento y mejorar su situación económica. Algunos lo lograron.
Dejaron todo, extrañaron pero era una lucha por la
supervivencia
Llegaron en la época
del “un peso-un dólar” en los años 90´.
“…Para todos los
hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino…”
La tierra natal no se olvida, el presente está en tierras
argentinas y en este caso en el SE bonaerense.
Por eso me pregunté ¿por qué no se los ve participar como otras
colectividades en las fiestas que se realizan al efecto?.
Dice Jocefina: “Para armar una colectividad tenés que
tener una Sede y para tenerla tenés que alquilar. Si hay que hacer trámites
para alguien necesitás tiempo y dinero. La gente no lo ve, no lo valora. Hubo
intentos”.
Los chilenos llevaron sus banderas a los actos organizados
por las colectividades locales en los años 90 y principios del milenio. Luego
se diluyó. José Alfredo Saihueque actuó como presidente durante dos períodos en
la comisión de la colectividad chilena, en la década del 90´ documenta: “Cuando
yo estuve logramos que el municipio de Tres Arroyos nos donara un terreno en la
calle Charcas y Cerrito y logré un subsidio del gobierno de Chile para
construir la sede …participábamos…trabajábamos todo el año para nuestra fiesta
nacional el 18 de setiembre”. “Se hizo un censo para saber cuántos éramos” a
pedido del cónsul chileno.
Protagonistas de las experiencias migratorias en la región
incluyen a peruanos, uruguayos. También
a asiáticos, algunos de ellos protagonistas de conflictos mundiales como en
Vietnam.
Estar aquí significó para muchos mejorar su estándar de vida
a pesar de las contingencias.
Varios de los inmigrantes entrevistados aseguran no
haber sentido discriminación aunque a
veces el color de la piel o rasgos faciales de algunos de ellos generan
distancias
Dice Saihueque: “En Tres Arroyos nos recibieron bien. Aunque
había un cierto recelo un grupo èramos de la Araucaria teníamos los rasgos
mapuches…a los chilenos del centro de Chile los aceptaban un poco más, pero
igual…”.
Tal vez, cuando sintamos profundamente que todos somos
latinoamericanos el tema del color de la piel y de los estigmas de la pobreza
cambien la mirada de los que también son nietos y bisnietos de otros
inmigrantes de allende los mares que hoy circulan por las mismas calles de la
región compartiendo veredas, trabajos, escuelas. Al fin de cuentas, todos somos
humanos.
IMÁGENES
1)
Las costumbres del pago no se olvidan. Las danzas
de Bolivia quedan en el recuerdo
2)
En Oberá (Misiones) todos los septiembre se
festeja la Fiesta Nacional del Inmigrante. La colectividad paraguaya tiene su
propia casa en el Parque de las Américas.
3)
El Cristo de la Concordia a la salida de
Cochabamba. En la oscuridad de la noche parece que estuviera volando.
4)
La frontera, de ahí en más inician su camino
argentino.
5)
La patria dejada. Bolivia-Cochabamba y su
Coliseo de la Coronilla.
6)
Los chilenos comparten los homenajes al
Libertador San Martín en la plaza central de Tres Arroyos.
7)
Los Amigos de Chile en Tres Arroyos comparten el
amor a su tierra natal.
8)
Visita del Cónsul de Chile en Bahìa Blanca
reunidos con chilenos y descendientes de ellos
lunes, 2 de septiembre de 2013
Un mundo en movimiento
La memoria
Cómo nos desplazamos los humanos?. ¿Somos nómades?. ¿Todos
hemos encontrado nuestro lugar en el mundo?. ¿Què obliga a los grupos a migrar
y dejar lo suyo?
En todos los tiempos los pueblos se movieron.
Tres Arroyos no es ajena a estos acontecimientos. En
diferentes momentos llegaron inmigrantes que respondían a múltiples
motivaciones.
Luego de la fundación de la ciudad el poblamiento del lugar
se completó. Datos extraídos del libro de Eiras y Pérez Vassolo indican que de
acuerdo al Censo Nacional de 1869: “En esta población predominaban los
argentinos que sumaban 511, siendo extranjeros 39 distribuidos en 16 españoles,
6 orientales, 6 franceses, 4 chilenos, 2 italianos, 2 paraguayos, 2 dinamarqueses
y 1 inglés…Los trabajos a que estaban dedicados estos habitantes eran: 21
hacendados, 12 capataces de estancias, 9 peones jornaleros, 8 comerciantes, 8
jornaleros, 7 cocineras, 7 costureras, 3 lavanderas, 1 planchadora y 1
agricultor.”
La llegada de extranjeros permitió completar el poblamiento
del lugar. Todos los años sus descendientes renuevan los recuerdos de las
costumbres de los pueblos de origen de sus antepasados, sostenidas a través del
tiempo a pesar de los entrecruzamientos que se producen. No es raro encontrar a
un García con bisabuela de los Países Bajos o un Graviotto con antepasados
sirio-libaneses.
¿Quién no tiene algo de sangre europea corriendo por sus
venas?. Sin negar la tenencia de algunas
gotas de sangre nativa o negra corriendo por ellas. Los inmigrantes
descendieron en Tres Arroyos desde los trenes o como conclusión de largas
caminatas por la llanura. Dejaron una herencia: la cultura del trabajo más allá
de las tristezas de la lejanía, de la precariedad de vida de los primeros tiempos.
Por eso en el imaginario popular quedo aquello de “la mentalidad de
inmigrantes”: rudos trabajos de lunes a lunes, juntar las monedas una sobre
otra pensando en el bienestar de sus hijos. Sin olvidar a los que quedaron
allende el Atlántico y enviarles la necesaria ayuda económica.
Similares características se dieron a lo largo del país.
Nosotros…los
argentinos
La América era el destino deseado. “Entre los años 1835 y
1914 emigraron 60 millones de europeos, de ellos más de 44 millones se
dirigieron a América. La población de este continente americano pasó, desde
mediados del siglo XIX hasta la Gran Guerra de 25 millones a más de 145
millones de personas. En comparación Australia y Nueva Zelandia recibieron 3
millones de personas”.
La República Argentina fue un país anfitrión desde la
llegada de don Pedro de Mendoza a las costas del “buen ayre” y siglos después,
en época patria, a partir de la legislación elaborada por el Primer Triunvirato
hasta este tercer milenio.
La idea en el siglo XIX era repoblar el país con
extranjeros. Es interesante comentar lo que escribió Oroño Nicasio: “Escritos y
discursos”. Ed. La Facultad. Bs.As 1920 refiriéndose a los habitantes nativos:
“…entre nosotros no debe olvidarse que existe en las campañas una población
desgraciada, poco simpática en general para la gente civilizada y con la cual
vamos conduciéndonos como la conquista cristiana con los salvajes, obligados a
llevar una vida nómade y hostil, porque no se ha acertado a hacerles partícipes
en la propiedad y posesión regular del terreno que les arrebataba la
superioridad de la raza europea”
“En nuestro entender es necesario arreglar las cosas de
manera que el gaucho pobre, padre de familia y que el inmigrante extranjero
deseoso de establecerse en estos países trayendo del suyo limitados o ningunos
recursos pecuniarios, encuentren acomodo, a la vez que una propiedad en que
puedan levantar techos y plantar árboles, cuyos abrigos sean suyos y
constituyan la herencia de sus hijos”.
Esta igualdad de posibilidades debería ser tomada en cuenta incluso
con los nuevos inmigrantes: coreanos, chinos, peruanos, bolivianos, paraguayos,
brasileños a quien en muchos casos sufren de discriminación.
No existen fronteras cerradas ni impermeables. Los pueblos
van y vienen. No hay culturas puras, se introducen usos y costumbres de otros
pueblos. Hay múltiples transferencias de bienes culturales. Pero siempre hay un
remanente propio, siempre los pueblos de alguna forma tratan de salvaguardar
sus originalidades.
El presente
En realidad los desplazamientos poblacionales siempre
existieron. En la actualidad las
“migraciones tienden a aumentar a medida que nos acercamos al presente por la
diversidad de oportunidades, la disminución de obstáculos y los transportes
variados” pero también los sucesos mundiales están expulsando constantemente
personas complicando a los lugares de recepción” (Bolsi Alfredo).
Cada año, 6 millones de personas abandonan su patria en
busca de alimentos o trabajo. Pero el Primer mundo cierra sus puertas y los
recibe con represión y xenofobia.
Es el fenómeno social más grave de estas décadas.
Hay muchas tragedias. Por ejemplo la de 1996 cuando 300
africanos permanecieron casi 50 días encerrados en la iglesia parisiense de
Saint Bernard hasta que fueron expulsados por la policía con gases lacrimógenos
y golpes. Provenientes de Malí, eran inmigrantes indocumentados.
Bárbara Hines, especialista en derecho inmigratorio instala
el término de “Fronteras porosas” en especial en la frontera sur de EEUU donde
los mexicanos la atraviesan aun a riesgo de su propia vida. Las estrictas leyes
inmigratorias norteamericanas, respaldadas con severos controles fronterizos,
han hecho que algunos mexicanos apelen a los métodos más insólitos para cruzar
la frontera e ingresar ilegalmente a los EEUU. Centenares de mexicanos han
muerto escondidos en camiones, en
contenedores, cavando túneles por debajo de la línea fronteriza o directamente
a pie por las zonas desérticas.
Si miramos a Europa vemos que España recibe constantemente
emigrados de Marruecos, Argelia y de la parte pobre de los países negros.
Guineanos, kenianos, liberianos que huyen de la miseria y las guerras civiles.
Estos inmigrantes suelen llegar a las costas españolas en todo tipo de
embarcaciones prefabricadas, denominadas “pateras”. Al comienzo fueron
aceptados a regañadientes, pero ahora se los detiene y reenvía a sus países de
origen. Desde 1991 una segunda ley de extranjería reforzó estas medidas
discriminatorias contra “sudacas” y africanos (que imponía restricciones de
acuerdo a los dictados de la Europa unida).
Lejos quedó esa imagen, tantas veces vista, de nuestros abuelos europeos
hacinados en la cubierta de un barco apretando contra sí sus pobres
pertenencias pero con la esperanza burilada en la mirada. O la película
“Carlitos inmigrante” símbolo de los millones de europeos que llegaron a
América a principios de siglo, cuando los pobres eran bienvenidos.
El Éxodo del Tercer
Milenio
Ya existen los primeros refugiados climáticos
Donatien Garnier
advierte sobre este tema: ”El 9 de marzo de 2007 los dirigentes europeos
acordaron una estrategia global de lucha contra el recalentamiento climático,
poniéndose como objetivo la utilización del 20% de las energías renovables en
2020…Las consecuencias de la alteración del medio ambiente podrían llevar a
decenas de millones de personas a abandonar su tierra y emigrar. Un país como
Bangladesh ya está afectado. La ONU expresa que los países “que disponen de más
territorios van a tener que cambiar su política migratoria…” y los anuncios de
este planeta siguen. Salinización creciente, aumento del nivel del océano
elevación de la temperatura del agua y de la atmósfera, etc. Etc.. ¿Irse?
¿Adónde? Lo estará pensando la ACNUR (Agencia para las Naciones Unidas para los
Refugiados).
La Mafia empuja al hombre hacia destinos trágicos.
Un informe del Departamento de Justicia de los EEUU identificó por lo
menos seis organizaciones mundiales dedicadas al tráfico de personas desde
Asia, Europa, África, América Latina y el Caribe y ligadas al narcotráfico,
lavado de dinero, prostitución y tráfico de niños. Conectados con grupos
mafiosos de los EEUU constituyen una verdadera industria que abarca cadenas de
hoteles, compañías de viajes, taxistas, policías locales y federales…”.
Todo un sinfín de desplazamientos delictivos.
También se tienen que mover los exiliados por cuestiones
políticas.
Europa recibió una primera oleada en los agitados años 70,
cuando masivamente llegaron refugiados políticos y económicos del Cono Sur, en
general de alta calificación profesional. Se calcula que fueron unos 150.000
argentinos, 10.000 uruguayos, 10.000 chilenos y otros 50 brasileños,
colombianos, peruanos, bolivianos y venezolanos. Y si en los 70 la emigración
era producto de los regímenes militares, en los 80/90 es hija de los modelos
neoliberales.
Y siguen los desplazamientos.
El argentino Carlos Ulanovsky en su libro “Seamos felices
mientras estamos aquí” escribe acerca de su exilio en México en los años de
plomo y de su extrañeza “Creo que desde que nuestros abuelos, padres o
bisabuelos iniciaron, a veces sin saberlo, sus experiencias de exilio, la
ciudad de uno debería ser aquella en la que uno puede vivir, en donde lo
dejan…”.
Coincido con el mejicano Edgar Cortez quien expresa que “Es
necesario que tomemos conciencia de que la migración es un fenómeno
irreversible y que entonces no se trata de intentar detenerla sino de generar
condiciones adecuadas y seguras para que las personas puedan migrar”.
Migrar, irse, huir, salvar la vida, miedo, hambre, ilusión,
ambición, sobrevivencia ¿qué conlleva el sello de inmigrante?.
De cualquier manera buscando el lugar en el mundo |
Inmigrantes italianos de Tres Arroyos que trabajaron y lograron instalar un negocio de carpintería. |
Esperarando el momento de la partida |
miércoles, 31 de julio de 2013
EN EL CONTINENTE
EN EL CONTINENTE
Fines de
marzo de 1982, el otoño iba de a poco
tiñendo de ocres, rojos y amarillos las calles del municipio de Tres
Arroyos. El 30 de marzo la temperatura era
de 13 grados de máxima y 8 de mínima, sin lluvias.
Los vecinos
desarrollaban su rutina diaria sin sobresaltos. En plaza de mayo, en la capital
de la República, la C.G.T. realizó una marcha obrera reprimida con saña dando como resultado 1500
detenidos. El miedo de los años de plomo continuaba.
La prensa
escrita de esa época indicaba que por el Atlántico Sur las cosas no estaban
tranquilas. En las islas Georgias el desembarco de un contingente destinado a
desarmar un emprendimiento de industrialización de la ballena provocó malestar
en la cancillería británica y en las Malvinas atestigua el diario La Voz del
Pueblo que “El sábado por la noche un grupo de personas” ingresó a las oficinas
de LADE en puerto Stanley y “colocó una bandera inglesa, mientras pintaban la
leyenda “ojo por ojo”.
Comenzó abril
y de repente el día dos los noticieros comenzaron a anunciar que un grupo de
marinos ¡habían tomado las Malvinas! en cumplimiento del Plan Rosario.
La marca que llevábamos desde nuestra
infancia ensanchó el espíritu patriótico
y el país fue una bandera.
Un
desorbitado general con título de presidente de la Nación, desde el usurpado
balcón de la Casa Rosada llamaba a la lucha: “Si quieren venir que vengan…”y
emitía palabras triunfales.
El país se
militarizó y miles de hombres jóvenes fueron alistados para ir al frente junto
a las tropas de las tres armas.
EN EL
CONTINENTE
Tres Arroyos
no fue ajeno a lo que estaba pasando en el país y en el Sur. El 30 de abril La
Voz del Pueblo testimonia: “A medida que pasan las horas y el conflicto con
Gran Bretaña se acerca a una etapa decisiva en el terreno militar, crece el
número de ciudadanos que se ofrecen voluntariamente para apoyar la labor de los soldados argentinos
acantonados en el sur del país… .El registro habilitado en la Biblioteca
Pública Sarmiento…tenía anoche 121 voluntarios de ambos sexos…”. Ese mismo día
transcribe una decisión de la Obra Social para la Actividad Docente (OSPLAD)
donde ofrece capacitación a los interesados que quieran ir a trabajar a
Malvinas después de la victoria.
El espíritu
triunfalista reinaba en muchas partes, pero estrujaba el corazón de las
familias que tenían un combatiente allá, tan lejos, entre la vida y la muerte.
Ejército:
Mario
Mario había
terminado su servicio militar y regresó a su hogar en el barrio Benito Machado en
febrero de 1982 e inmediatamente comenzó a trabajar en la empresa de su padre.
Su noviecita vivía a pocas cuadras.
Dice Lydia,
su madre “Ese 2 de abril pasamos por la CELTA, estaban izando la bandera y me
dice mi hijo “Esto va a traer cola”.
No se equivocó.
Por la radio llamaban a los ex conscriptos para que se dirigieran a sus bases,
a Mario no le llegó la citación. La mamá fue a la Comisaría y allí le dijeron
que se presentara enseguida.
El muchacho
partió hacia Tandil. Era el 7 u 8 de abril. Después el silencio.” A la semana
nos llama de Río Gallegos: -Fuimos en dos aviones, capaz que volvemos en uno”
“Vivíamos en
un estado de angustia insoportable, sólo sabíamos llorar y esperar, hasta que
llegaron las primeras cartas y así pudimos sentir que estaba vivo”. “Cuando
llegaban las cartas, el Negro Fredes, nos llamaba a las 7 de la mañana y nos
avisaba que fuéramos y desde el Correo todavía cerrado nos pasaba la carta”. La
solidaridad fue mucha.
“Mi nene más
chico iba a la escuela y no se quería quedar. Al principio no quería dormir
solo”.
El papá lo llevaba
y lo veía salir con la cabecita agachada mirando al suelo. Lo primero que
preguntaba cuando subía a la camioneta era: -No habló Mario?”.
“La abuela
tejió gorros, guantes que decía que había que mandar, chocolates…”. Mario nunca recibió nada. “Una vuelta robaron
un queso para poder comer”.
El papá
estaba como jefe de Defensa Civil en la sección correspondiente a su domicilio
y desde allí controlaba las donaciones que enviaba a la Municipalidad, “hasta
heladeras y cocinas”, además de colaborar con el simulacro de oscurecimiento a
principios de mayo.
El drama de
perder un hijo llegó a su fin cuando reciben una llamada desde Puerto Madryn
donde le dicen que ya están de regreso que los vayan a buscar.
Presto, la
familia partió hacia La Plata y luego de algunas largas esperas llegó el
momento del encuentro, se abrió el portón del Regimiento 7ª de Infantería y ahí
venía Mario,
“Pasado el
tiempo, uno rebobina y parece que todo fue un sueño, pero fue grave sobretodo
cuando los ingleses llegaron a Puerto Argentino”.
Fragmentos de cartas de
Mario, un soldado tresarroyense.
Remitente: Islas Malvinas
Sin fecha (mes de abril)
Queridos padres: “…les escribo porque
todavía no he recibido carta de Ustedes…pero recibí el telegrama donde me ponen
que salió la encomienda que todavía no recibí…Hasta ahora vamos ganando, nos
hemos enterado que les derribamos 18 aviones, les rompimos 6 buques…Chau, un
beso” . “Las Malvinas son
argentinas. Viva la patria”.
16 de mayo
“…para contar hay poco, el otro día
escuchamos por la radio que dijeron que acá estaban bombardeando…acà no ha
pasado nada”…”Dijeron que nos iban a relevar, pero qué día no se sabe, los que
vienen son los tucumanos pero sería mejor irnos sin que venga nadie”…”Cuando
llegue a Buenos Aires lo primero que voy a hacer es ir a Lujàn si Dios quiere”
1ª de junio
“El otro día fuimos al pueblo a
bañarnos en el hospital …aproveché para comprar algunas cosas…porque andábamos
con hambre”… “estoy un poco más flaco…algunos compañeros andan jodidos por el
frío y el viento”… “la verdad que lo extraño a mi hermanito”… “Hoy hace 52 días
que salí de allá…espero que no se alargue demasiado…Vimos caer un par de
aviones pero siempre lejos…También escuchamos por radio unos bolazos
impresionantes”
Sergio: Marina
El hijo de
Mavi se recibió de aviador naval en 1978. Ella
no deseaba esa carrera para él, pero la elección se cumplió y su hijo se
convirtió en un caminante de los aires. Un día se sorprendió cuando vió que tenía
dos medallones colgados en su cuello y ahí le dijo: -“Esta es mi
identificación, el arma a la que pertenezco y mi grupo sanguíneo”.” Vos no
tenés que andar preguntando nada a nadie…por que la Armada se va a encargar de
hacerte saber todo lo que vos quieras saber”.
Y así fue.
Estalló el conflicto con Malvinas. Sergio les dijo –Yo voy a llamar día por medio a las 10 de la
noche, así que nos íbamos al negocio a esperar la llamada.
Un día les avisó
que iba a estar en Espora y allá fueron en plena madrugada junto con la novia,
venía de Rìo Grande en plena guerra. Unos minutos y partían “Yo miraba como
salía el avión y se iba quedando chiquitito y le decía a mi marido:-¿lo
volveremos a ver?” y vuelta a Copetonas, nombre que tal vez anticipò el destino
del aviador.
“En ese
tiempo no teníamos Televisión por cable así que andábamos con la antena hacia
Bahìa, la oreja pegada a la radio y por allí nos enteramos del hundimiento del
Belgrano. ¡Dios mío! Ahì quedé paralizada…fue desgarrador”.
Muchos de
Copetonas decían “-Che están ganando, parecían no darse cuenta de la verdadera
dimensión del problema”. Como no se vivió en el continente lo lejano no dolía
tanto salvo a los que teníamos a nuestros seres queridos en medio de la
contienda. “Cuando llegaban los aviones a Espora yo miraba a los oficiales de
mayor graduación y corría detrás de ellos y les preguntaba -¿Cuándo termina la
guerra, cuando???. –No se sabe señora. Hasta que un día me dijeron: -Señora las
guerras sabemos cuando comienzan, nunca cuando terminan. Ahí dije: para qué
preguntar”
Los padres y
la novia vivieron pendientes del conflicto. Atentos a los tonos de voz que le
llegaban desde Rìo Grande, tratando de ver más allá de las palabras
tranquilizadoras que no convencían.
Sergio vivió
el rescate de los náufragos del Belgrano, pero sobre eso hay mucho escrito.
La madre
guarda trofeos y reconocimientos del hijo que quiso ser militar y que hoy con
su nueva actividad quedó allá en Ushuaia muy cerca de donde le jugó a la
muerte.
Ricardo:
Aeronáutica
Sus padres vivieron
una ansiedad constante durante la guerra. Así lo atestigua su prima Alicia. El
drama comenzó cuando se enteraron que la guerra se había iniciado: “Yo estaba
en mi trabajo cuando unas compañeras me avisaron que la vieron a mi mamá
llorando en el centro”. Los vecinos gritaban de alegría como si fuera un logro
“Pensé en Ricardo”… “Al poco tiempo me avisaron que lo había alcanzado un
misil, que se había eyectado, pero estaba desaparecido” … “llamamos a Río
Grande donde estaba la base y nos dijeron que lo buscaban con buen pronóstico.
Los días fueron pasando…Me acuerdo de esas tardes enteras acompañando a mis
tíos con esa desesperación de no saber si está vivo o está muerto por que si te
dicen que está muerto ya sabés a qué atenerte pero esa incertidumbre fue
terrible…Mi tía lloraba todo el tiempo…”. Su esposa en Tandil y su descendencia
vivieron idéntico drama.
Las
comunicaciones con él se hicieron difíciles y luego su desaparición fue
imposible de superar. Al tiempo la muerte los llevó también a sus padres.
El barrio
solidario de la calle Gûemes se quedó sin su aviador, el taller del padre,
amante de la velocidad, que tal vez trasmitió a su único hijo se cerró y la
madre no tubo ánimos para seguir con la peluquería. El amigo de la vecindad en
su eterno duelo tal vez extrañará esas piruetas que Ricardo hacía, como saludo
a sus padres, desde el cielo. Me pregunto: ¿Para qué sirve la guerra?
LA MEMORIA
EN EL CONTINENTE
Escribe STELLA MARIS
GIL
Fines de
marzo de 1982, el otoño iba de a poco
tiñendo de ocres, rojos y amarillos las calles del municipio de Tres
Arroyos. El 30 de marzo la temperatura era
de 13 grados de máxima y 8 de mínima, sin lluvias.
Los vecinos
desarrollaban su rutina diaria sin sobresaltos. En plaza de mayo, en la capital
de la República, la C.G.T. realizó una marcha obrera reprimida con saña dando como resultado 1500
detenidos. El miedo de los años de plomo continuaba.
La prensa
escrita de esa época indicaba que por el Atlántico Sur las cosas no estaban
tranquilas. En las islas Georgias el desembarco de un contingente destinado a
desarmar un emprendimiento de industrialización de la ballena provocó malestar
en la cancillería británica y en las Malvinas atestigua el diario La Voz del
Pueblo que “El sábado por la noche un grupo de personas” ingresó a las oficinas
de LADE en puerto Stanley y “colocó una bandera inglesa, mientras pintaban la
leyenda “ojo por ojo”.
Comenzó abril
y de repente el día dos los noticieros comenzaron a anunciar que un grupo de
marinos ¡habían tomado las Malvinas! en cumplimiento del Plan Rosario.
La marca que llevábamos desde nuestra
infancia ensanchó el espíritu patriótico
y el país fue una bandera.
Un
desorbitado general con título de presidente de la Nación, desde el usurpado
balcón de la Casa Rosada llamaba a la lucha: “Si quieren venir que vengan…”y
emitía palabras triunfales.
El país se
militarizó y miles de hombres jóvenes fueron alistados para ir al frente junto
a las tropas de las tres armas.
EN EL
CONTINENTE
Tres Arroyos
no fue ajeno a lo que estaba pasando en el país y en el Sur. El 30 de abril La
Voz del Pueblo testimonia: “A medida que pasan las horas y el conflicto con
Gran Bretaña se acerca a una etapa decisiva en el terreno militar, crece el
número de ciudadanos que se ofrecen voluntariamente para apoyar la labor de los soldados argentinos
acantonados en el sur del país… .El registro habilitado en la Biblioteca
Pública Sarmiento…tenía anoche 121 voluntarios de ambos sexos…”. Ese mismo día
transcribe una decisión de la Obra Social para la Actividad Docente (OSPLAD)
donde ofrece capacitación a los interesados que quieran ir a trabajar a
Malvinas después de la victoria.
El espíritu
triunfalista reinaba en muchas partes, pero estrujaba el corazón de las
familias que tenían un combatiente allá, tan lejos, entre la vida y la muerte.
Ejército:
Mario
Mario había
terminado su servicio militar y regresó a su hogar en el barrio Benito Machado en
febrero de 1982 e inmediatamente comenzó a trabajar en la empresa de su padre.
Su noviecita vivía a pocas cuadras.
Dice Lydia,
su madre “Ese 2 de abril pasamos por la CELTA, estaban izando la bandera y me
dice mi hijo “Esto va a traer cola”.
No se equivocó.
Por la radio llamaban a los ex conscriptos para que se dirigieran a sus bases,
a Mario no le llegó la citación. La mamá fue a la Comisaría y allí le dijeron
que se presentara enseguida.
El muchacho
partió hacia Tandil. Era el 7 u 8 de abril. Después el silencio.” A la semana
nos llama de Río Gallegos: -Fuimos en dos aviones, capaz que volvemos en uno”
“Vivíamos en
un estado de angustia insoportable, sólo sabíamos llorar y esperar, hasta que
llegaron las primeras cartas y así pudimos sentir que estaba vivo”. “Cuando
llegaban las cartas, el Negro Fredes, nos llamaba a las 7 de la mañana y nos
avisaba que fuéramos y desde el Correo todavía cerrado nos pasaba la carta”. La
solidaridad fue mucha.
“Mi nene más
chico iba a la escuela y no se quería quedar. Al principio no quería dormir
solo”.
El papá lo llevaba
y lo veía salir con la cabecita agachada mirando al suelo. Lo primero que
preguntaba cuando subía a la camioneta era: -No habló Mario?”.
“La abuela
tejió gorros, guantes que decía que había que mandar, chocolates…”. Mario nunca recibió nada. “Una vuelta robaron
un queso para poder comer”.
El papá
estaba como jefe de Defensa Civil en la sección correspondiente a su domicilio
y desde allí controlaba las donaciones que enviaba a la Municipalidad, “hasta
heladeras y cocinas”, además de colaborar con el simulacro de oscurecimiento a
principios de mayo.
El drama de
perder un hijo llegó a su fin cuando reciben una llamada desde Puerto Madryn
donde le dicen que ya están de regreso que los vayan a buscar.
Presto, la
familia partió hacia La Plata y luego de algunas largas esperas llegó el
momento del encuentro, se abrió el portón del Regimiento 7ª de Infantería y ahí
venía Mario,
“Pasado el
tiempo, uno rebobina y parece que todo fue un sueño, pero fue grave sobretodo
cuando los ingleses llegaron a Puerto Argentino”.
Fragmentos de cartas de
Mario, un soldado tresarroyense.
Remitente: Islas Malvinas
Sin fecha (mes de abril)
Queridos padres: “…les escribo porque
todavía no he recibido carta de Ustedes…pero recibí el telegrama donde me ponen
que salió la encomienda que todavía no recibí…Hasta ahora vamos ganando, nos
hemos enterado que les derribamos 18 aviones, les rompimos 6 buques…Chau, un
beso” . “Las Malvinas son
argentinas. Viva la patria”.
16 de mayo
“…para contar hay poco, el otro día
escuchamos por la radio que dijeron que acá estaban bombardeando…acà no ha
pasado nada”…”Dijeron que nos iban a relevar, pero qué día no se sabe, los que
vienen son los tucumanos pero sería mejor irnos sin que venga nadie”…”Cuando
llegue a Buenos Aires lo primero que voy a hacer es ir a Lujàn si Dios quiere”
1ª de junio
“El otro día fuimos al pueblo a
bañarnos en el hospital …aproveché para comprar algunas cosas…porque andábamos
con hambre”… “estoy un poco más flaco…algunos compañeros andan jodidos por el
frío y el viento”… “la verdad que lo extraño a mi hermanito”… “Hoy hace 52 días
que salí de allá…espero que no se alargue demasiado…Vimos caer un par de
aviones pero siempre lejos…También escuchamos por radio unos bolazos
impresionantes”
Sergio: Marina
El hijo de
Mavi se recibió de aviador naval en 1978. Ella
no deseaba esa carrera para él, pero la elección se cumplió y su hijo se
convirtió en un caminante de los aires. Un día se sorprendió cuando vió que tenía
dos medallones colgados en su cuello y ahí le dijo: -“Esta es mi
identificación, el arma a la que pertenezco y mi grupo sanguíneo”.” Vos no
tenés que andar preguntando nada a nadie…por que la Armada se va a encargar de
hacerte saber todo lo que vos quieras saber”.
Y así fue.
Estalló el conflicto con Malvinas. Sergio les dijo –Yo voy a llamar día por medio a las 10 de la
noche, así que nos íbamos al negocio a esperar la llamada.
Un día les avisó
que iba a estar en Espora y allá fueron en plena madrugada junto con la novia,
venía de Rìo Grande en plena guerra. Unos minutos y partían “Yo miraba como
salía el avión y se iba quedando chiquitito y le decía a mi marido:-¿lo
volveremos a ver?” y vuelta a Copetonas, nombre que tal vez anticipò el destino
del aviador.
“En ese
tiempo no teníamos Televisión por cable así que andábamos con la antena hacia
Bahìa, la oreja pegada a la radio y por allí nos enteramos del hundimiento del
Belgrano. ¡Dios mío! Ahì quedé paralizada…fue desgarrador”.
Muchos de
Copetonas decían “-Che están ganando, parecían no darse cuenta de la verdadera
dimensión del problema”. Como no se vivió en el continente lo lejano no dolía
tanto salvo a los que teníamos a nuestros seres queridos en medio de la
contienda. “Cuando llegaban los aviones a Espora yo miraba a los oficiales de
mayor graduación y corría detrás de ellos y les preguntaba -¿Cuándo termina la
guerra, cuando???. –No se sabe señora. Hasta que un día me dijeron: -Señora las
guerras sabemos cuando comienzan, nunca cuando terminan. Ahí dije: para qué
preguntar”
Los padres y
la novia vivieron pendientes del conflicto. Atentos a los tonos de voz que le
llegaban desde Rìo Grande, tratando de ver más allá de las palabras
tranquilizadoras que no convencían.
Sergio vivió
el rescate de los náufragos del Belgrano, pero sobre eso hay mucho escrito.
La madre
guarda trofeos y reconocimientos del hijo que quiso ser militar y que hoy con
su nueva actividad quedó allá en Ushuaia muy cerca de donde le jugó a la
muerte.
Ricardo:
Aeronáutica
Sus padres vivieron
una ansiedad constante durante la guerra. Así lo atestigua su prima Alicia. El
drama comenzó cuando se enteraron que la guerra se había iniciado: “Yo estaba
en mi trabajo cuando unas compañeras me avisaron que la vieron a mi mamá
llorando en el centro”. Los vecinos gritaban de alegría como si fuera un logro
“Pensé en Ricardo”… “Al poco tiempo me avisaron que lo había alcanzado un
misil, que se había eyectado, pero estaba desaparecido” … “llamamos a Río
Grande donde estaba la base y nos dijeron que lo buscaban con buen pronóstico.
Los días fueron pasando…Me acuerdo de esas tardes enteras acompañando a mis
tíos con esa desesperación de no saber si está vivo o está muerto por que si te
dicen que está muerto ya sabés a qué atenerte pero esa incertidumbre fue
terrible…Mi tía lloraba todo el tiempo…”. Su esposa en Tandil y su descendencia
vivieron idéntico drama.
Las
comunicaciones con él se hicieron difíciles y luego su desaparición fue
imposible de superar. Al tiempo la muerte los llevó también a sus padres.
El barrio
solidario de la calle Gûemes se quedó sin su aviador, el taller del padre,
amante de la velocidad, que tal vez trasmitió a su único hijo se cerró y la
madre no tubo ánimos para seguir con la peluquería. El amigo de la vecindad en
su eterno duelo tal vez extrañará esas piruetas que Ricardo hacía, como saludo
a sus padres, desde el cielo. Me pregunto: ¿Para qué sirve la guerra?
LA MEMORIA
EN EL CONTINENTE
Escribe STELLA MARIS
GIL
Fines de
marzo de 1982, el otoño iba de a poco
tiñendo de ocres, rojos y amarillos las calles del municipio de Tres
Arroyos. El 30 de marzo la temperatura era
de 13 grados de máxima y 8 de mínima, sin lluvias.
Los vecinos
desarrollaban su rutina diaria sin sobresaltos. En plaza de mayo, en la capital
de la República, la C.G.T. realizó una marcha obrera reprimida con saña dando como resultado 1500
detenidos. El miedo de los años de plomo continuaba.
La prensa
escrita de esa época indicaba que por el Atlántico Sur las cosas no estaban
tranquilas. En las islas Georgias el desembarco de un contingente destinado a
desarmar un emprendimiento de industrialización de la ballena provocó malestar
en la cancillería británica y en las Malvinas atestigua el diario La Voz del
Pueblo que “El sábado por la noche un grupo de personas” ingresó a las oficinas
de LADE en puerto Stanley y “colocó una bandera inglesa, mientras pintaban la
leyenda “ojo por ojo”.
Comenzó abril
y de repente el día dos los noticieros comenzaron a anunciar que un grupo de
marinos ¡habían tomado las Malvinas! en cumplimiento del Plan Rosario.
La marca que llevábamos desde nuestra
infancia ensanchó el espíritu patriótico
y el país fue una bandera.
Un
desorbitado general con título de presidente de la Nación, desde el usurpado
balcón de la Casa Rosada llamaba a la lucha: “Si quieren venir que vengan…”y
emitía palabras triunfales.
El país se
militarizó y miles de hombres jóvenes fueron alistados para ir al frente junto
a las tropas de las tres armas.
EN EL
CONTINENTE
Tres Arroyos
no fue ajeno a lo que estaba pasando en el país y en el Sur. El 30 de abril La
Voz del Pueblo testimonia: “A medida que pasan las horas y el conflicto con
Gran Bretaña se acerca a una etapa decisiva en el terreno militar, crece el
número de ciudadanos que se ofrecen voluntariamente para apoyar la labor de los soldados argentinos
acantonados en el sur del país… .El registro habilitado en la Biblioteca
Pública Sarmiento…tenía anoche 121 voluntarios de ambos sexos…”. Ese mismo día
transcribe una decisión de la Obra Social para la Actividad Docente (OSPLAD)
donde ofrece capacitación a los interesados que quieran ir a trabajar a
Malvinas después de la victoria.
El espíritu
triunfalista reinaba en muchas partes, pero estrujaba el corazón de las
familias que tenían un combatiente allá, tan lejos, entre la vida y la muerte.
Ejército:
Mario
Mario había
terminado su servicio militar y regresó a su hogar en el barrio Benito Machado en
febrero de 1982 e inmediatamente comenzó a trabajar en la empresa de su padre.
Su noviecita vivía a pocas cuadras.
Dice Lydia,
su madre “Ese 2 de abril pasamos por la CELTA, estaban izando la bandera y me
dice mi hijo “Esto va a traer cola”.
No se equivocó.
Por la radio llamaban a los ex conscriptos para que se dirigieran a sus bases,
a Mario no le llegó la citación. La mamá fue a la Comisaría y allí le dijeron
que se presentara enseguida.
El muchacho
partió hacia Tandil. Era el 7 u 8 de abril. Después el silencio.” A la semana
nos llama de Río Gallegos: -Fuimos en dos aviones, capaz que volvemos en uno”
“Vivíamos en
un estado de angustia insoportable, sólo sabíamos llorar y esperar, hasta que
llegaron las primeras cartas y así pudimos sentir que estaba vivo”. “Cuando
llegaban las cartas, el Negro Fredes, nos llamaba a las 7 de la mañana y nos
avisaba que fuéramos y desde el Correo todavía cerrado nos pasaba la carta”. La
solidaridad fue mucha.
“Mi nene más
chico iba a la escuela y no se quería quedar. Al principio no quería dormir
solo”.
El papá lo llevaba
y lo veía salir con la cabecita agachada mirando al suelo. Lo primero que
preguntaba cuando subía a la camioneta era: -No habló Mario?”.
“La abuela
tejió gorros, guantes que decía que había que mandar, chocolates…”. Mario nunca recibió nada. “Una vuelta robaron
un queso para poder comer”.
El papá
estaba como jefe de Defensa Civil en la sección correspondiente a su domicilio
y desde allí controlaba las donaciones que enviaba a la Municipalidad, “hasta
heladeras y cocinas”, además de colaborar con el simulacro de oscurecimiento a
principios de mayo.
El drama de
perder un hijo llegó a su fin cuando reciben una llamada desde Puerto Madryn
donde le dicen que ya están de regreso que los vayan a buscar.
Presto, la
familia partió hacia La Plata y luego de algunas largas esperas llegó el
momento del encuentro, se abrió el portón del Regimiento 7ª de Infantería y ahí
venía Mario,
“Pasado el
tiempo, uno rebobina y parece que todo fue un sueño, pero fue grave sobretodo
cuando los ingleses llegaron a Puerto Argentino”.
Fragmentos de cartas de
Mario, un soldado tresarroyense.
Remitente: Islas Malvinas
Sin fecha (mes de abril)
Queridos padres: “…les escribo porque
todavía no he recibido carta de Ustedes…pero recibí el telegrama donde me ponen
que salió la encomienda que todavía no recibí…Hasta ahora vamos ganando, nos
hemos enterado que les derribamos 18 aviones, les rompimos 6 buques…Chau, un
beso” . “Las Malvinas son
argentinas. Viva la patria”.
16 de mayo
“…para contar hay poco, el otro día
escuchamos por la radio que dijeron que acá estaban bombardeando…acà no ha
pasado nada”…”Dijeron que nos iban a relevar, pero qué día no se sabe, los que
vienen son los tucumanos pero sería mejor irnos sin que venga nadie”…”Cuando
llegue a Buenos Aires lo primero que voy a hacer es ir a Lujàn si Dios quiere”
1ª de junio
“El otro día fuimos al pueblo a
bañarnos en el hospital …aproveché para comprar algunas cosas…porque andábamos
con hambre”… “estoy un poco más flaco…algunos compañeros andan jodidos por el
frío y el viento”… “la verdad que lo extraño a mi hermanito”… “Hoy hace 52 días
que salí de allá…espero que no se alargue demasiado…Vimos caer un par de
aviones pero siempre lejos…También escuchamos por radio unos bolazos
impresionantes”
Sergio: Marina
El hijo de
Mavi se recibió de aviador naval en 1978. Ella
no deseaba esa carrera para él, pero la elección se cumplió y su hijo se
convirtió en un caminante de los aires. Un día se sorprendió cuando vió que tenía
dos medallones colgados en su cuello y ahí le dijo: -“Esta es mi
identificación, el arma a la que pertenezco y mi grupo sanguíneo”.” Vos no
tenés que andar preguntando nada a nadie…por que la Armada se va a encargar de
hacerte saber todo lo que vos quieras saber”.
Y así fue.
Estalló el conflicto con Malvinas. Sergio les dijo –Yo voy a llamar día por medio a las 10 de la
noche, así que nos íbamos al negocio a esperar la llamada.
Un día les avisó
que iba a estar en Espora y allá fueron en plena madrugada junto con la novia,
venía de Rìo Grande en plena guerra. Unos minutos y partían “Yo miraba como
salía el avión y se iba quedando chiquitito y le decía a mi marido:-¿lo
volveremos a ver?” y vuelta a Copetonas, nombre que tal vez anticipò el destino
del aviador.
“En ese
tiempo no teníamos Televisión por cable así que andábamos con la antena hacia
Bahìa, la oreja pegada a la radio y por allí nos enteramos del hundimiento del
Belgrano. ¡Dios mío! Ahì quedé paralizada…fue desgarrador”.
Muchos de
Copetonas decían “-Che están ganando, parecían no darse cuenta de la verdadera
dimensión del problema”. Como no se vivió en el continente lo lejano no dolía
tanto salvo a los que teníamos a nuestros seres queridos en medio de la
contienda. “Cuando llegaban los aviones a Espora yo miraba a los oficiales de
mayor graduación y corría detrás de ellos y les preguntaba -¿Cuándo termina la
guerra, cuando???. –No se sabe señora. Hasta que un día me dijeron: -Señora las
guerras sabemos cuando comienzan, nunca cuando terminan. Ahí dije: para qué
preguntar”
Los padres y
la novia vivieron pendientes del conflicto. Atentos a los tonos de voz que le
llegaban desde Rìo Grande, tratando de ver más allá de las palabras
tranquilizadoras que no convencían.
Sergio vivió
el rescate de los náufragos del Belgrano, pero sobre eso hay mucho escrito.
La madre
guarda trofeos y reconocimientos del hijo que quiso ser militar y que hoy con
su nueva actividad quedó allá en Ushuaia muy cerca de donde le jugó a la
muerte.
Ricardo:
Aeronáutica
Sus padres vivieron
una ansiedad constante durante la guerra. Así lo atestigua su prima Alicia. El
drama comenzó cuando se enteraron que la guerra se había iniciado: “Yo estaba
en mi trabajo cuando unas compañeras me avisaron que la vieron a mi mamá
llorando en el centro”. Los vecinos gritaban de alegría como si fuera un logro
“Pensé en Ricardo”… “Al poco tiempo me avisaron que lo había alcanzado un
misil, que se había eyectado, pero estaba desaparecido” … “llamamos a Río
Grande donde estaba la base y nos dijeron que lo buscaban con buen pronóstico.
Los días fueron pasando…Me acuerdo de esas tardes enteras acompañando a mis
tíos con esa desesperación de no saber si está vivo o está muerto por que si te
dicen que está muerto ya sabés a qué atenerte pero esa incertidumbre fue
terrible…Mi tía lloraba todo el tiempo…”. Su esposa en Tandil y su descendencia
vivieron idéntico drama.
Las
comunicaciones con él se hicieron difíciles y luego su desaparición fue
imposible de superar. Al tiempo la muerte los llevó también a sus padres.
El barrio
solidario de la calle Gûemes se quedó sin su aviador, el taller del padre,
amante de la velocidad, que tal vez trasmitió a su único hijo se cerró y la
madre no tubo ánimos para seguir con la peluquería. El amigo de la vecindad en
su eterno duelo tal vez extrañará esas piruetas que Ricardo hacía, como saludo
a sus padres, desde el cielo. Me pregunto: ¿Para qué sirve la guerra?
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